sábado, 14 de noviembre de 2009

Sobre la interrupción del embarazo.

SOBRE LA INTERRUPCION DEL EMBARAZO
Desde la perspectiva de la fe cristiana.
Por Franz Wieser

Anticipo: Toda interrupción del embarazo es lamentable. Con ella se corrige una falla que afecta el bienestar de la mujer. El ideal sería que ninguna mujer o pareja se vea en el apremio para abortar lo concebido y que sean libres para una paternidad responsable en un mundo cuyo espacio para una vida en plenitud para todos se achica. Dada la condición frágil humana, este ideal queda en el nimbo de un ideal. A esto se asocia la incertidumbre, sea científica como religiosa, sobre el momento de la gestión materna se puede considerar al embrión o el feto una persona humana.

1.La cuestión básica: ¿En que momento se inicia el ser humano?

“Un burdo sofismo de confundir un embrión con un ser humano”.
Existe un prejuicio en ambos lados, en aquellos que defienden el aborto en determinadas situaciones, y de aquellos que lo condenen como un crimen: Ambos quieren conocer el momento en que se genere un ser humano en el seno de la madre, moviéndose en lo mero científico-biológico. La ciencia se basa únicamente en la observación del desarrollo biológico, químico y del comportamiento somático, en lo esencial común a todo ser viviente. Es sintomático que los mismos ONGs “pro vida”, omiten en general la palabra “humana”, pero insisten en llamar el aborto un “asesinato”. Una aparente incongruencia. El sentido común nos dice que una flor del manzano no es una manzana; una semilla del árbol, no es un árbol; un huevo frito no se vende como un pollo a la braza, aún cuando fueron previamente fertilizados, ¿porqué un embrión debe ser considerado un ser humano? Puede llegar a serlo, lo es en potencia, más no en esencia. Totalmente de acuerdo con el Presidente de la Corte supremo, Javier Villa Stein: Lo de la píldora del día siguiente es un asunto teológico (El Comercio, 01-11-09, en entrevista con M. Balbi. Lo mismo vale para los días y semanas siguientes desde la concepción. Y, ¿Qué nos pueden decir los teólogos que con tanto vigor salieron al frente del anteproyecto de la Comisión Multipartidaria y celebran con tanto entusiasmo el fallo del TC?

La Biblia tampoco revela algo sobre el origen del ser human en el seno de la madre. Para el Antiguo Testamento no constituye ningún problema y el Nuevo Testamento incluso lo ignora. Santo Tomás, doctor de la Iglesia, llamado el “doctor angélico”, opinaba que recién pasadas unas tres semanas desde la concepción se puede hablar de un ser humano. El famoso teólogo católico, autor de la obra “La ley de Cristo”, escribe: “No está en el ámbito del Magisterio de la Iglesia el resolver el problema del momento preciso después del cual nos encontramos frente a un ser humano en el pleno sentido de la palabra”. Si no es de la competencia ni de la ciencia, ni de la teología, ¿porqué tanta palabrería? Se habla del trauma por parte de madres que abortan. ¿Sorprende, cuando se les bombardea con término de “asesinado”, “pecado mortal”, “infierno”, o confesión auricular con las siguientes amonestaciones tremendistas?

2. ¿El fin no justifica los medios?

Supongamos que los autores de la constitución peruana, los del Opus Dei tenían una revelación particular, para afirmar: “El concebido es sujeto de derecho (es decir persona) en todo cuanto le favorece”. Bajo el lema “el fin no justifica el medio”, es decir la salud integral o la sobrevivencia de la madre, de una menor violada por un delincuente, la deformación constatada en el feto etc. no justifican la interrupción del embarazo con la consecuencia de la muerte del ser viviente (aún en la duda si se trata o no de un ser humano), sus armas parecen bien afiladas.
Los adeptos a “pro vida”, no son más que consecuentes en este caso, más no en otros. Justifican, por ejemplo la autodefensa amenazados de muerte, matando al rival antes; Se justifica el armamentismo, el militarismo al menos para guerras defensivas. En todos estos caso y otros se relativiza el dicho, hecho dogma en la teoría: “el fin no justifica el medio”, por tratarse de “valores superiores”, como son la vida propia, o la de la Patria. También una vida digna de un nacido es un valor superior a una para nacer. La pregunte es: ¿En cuantos casos más los medios son relativos al fin? En el tiempo de mis estudios de teología en Alemania e Italia, se nos decía que es lícito sacrificar al bebe para nacer cuando la vida de la madre esté en peligro, puesto que la intención no sería abortar al bebe, sino salvar la madre. Esto era antes del Concilio Vaticano II.


3. Subsiste el perverso espíritu de la inquisición.

Nadie ha de molestarse del criterio que tienen los obispos en el asunto, y que lo comparten con los fieles, aunque resulta difícil creer que en un tema tan cuestionable, hay tanta conformidad de conciencias entre ellos. Sin embargo, lo que sí debe preguntárseles: ¿Requieren realmente el refuerzo de leyes penales, para hacer valer entre sus seguidores sus principios morales? Esta es la impresión general de gente pensante, incluso de creyentes, cuando se va con todo contra un proyecto de ley que busca despenalizar la interrupción del embarazo en los casos que conocemos. ¿Qué político creyente no se va asustar cuando el cardenal los campara con Herodes que mató niños a quienes optan por la despenalización, a parte de razones políticas para una eventual reelección?

Con este tremendismo no se hace un servicio ni a la verdad, ni a la imagen de una Iglesia que como bandera debería tener la misericordia con las mujeres más afectados en casos de violación sexual o malformación del feto. No les basta asustar con pecados e infierno, además debe haber cárcel. Se huele el espíritu perverso de la Inquisición. ¡Que nos salven el humanismo, la ilustración, la reforma protestante, la revolución francesa sin violencia, la democracia, los DDHH! ¡Que nos salve la Buena Nueva, auténtico depósito del hombre de Nazaret, contra nuevas hogueras, torturas, y caza de brujas en nombre del “Dios de la vida”!

5. Santos varones sin misericordia

Y, como si para los eunucos “a causa del Reino de Dios” (?), no fuese suficiente cargar sobre las espaldas de la mujer violada o con cargando un feto deformado el trauma de ser “asesina”, le prohíben además medios preventivos que no sean aquellos marcadas con fechas que llama naturales. Sigue vigente la crítica de Jesús a los fariseos y a los teólogos (escribas) de su tiempo: “Atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de las personas; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas”. Dicho con palabras de hoy: Ay de los fariseos y teólogos que aterrorizan a las mujeres y parejas con conceptos morales a las cuales ellos se sustraen con su celibato, una pantalla para aparentar los perfectos. ¡Que tire la primera piedra quien lo es!

La ciencia encuentra sus límites donde comienza el misterio del hombre, creado “a la imagen de Dios”. Mucho menos compite a los líderes de la Iglesia encontrar el misterio en la misma línea de las ciencias exactas. Lo que sí es competencia de los pastores de la Iglesia está con bastante claridad señalado por Jesús de Nazaret: camino, verdad y vida, vida en abundancia, vida integral, vida para los nacidos, pro vida h u m a n a.

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