jueves, 19 de noviembre de 2009

ESCANDALO DEL CARDENAL DE LIMA.

ESTA ES UNA CARTA PARA QUE LA IGLESIA ENTERA SEPA DEL TIPO DE CARDENAL QUE TIENEN LOS PERUANOS.
Carta de apoyo al padre Eduardo Arens, S.M.y de rechazo a la actitud intolerante del cardenal de Lima Juan Luís Cipriani

La hostilidad que provoca en Mons. Juan Luís Cipriani cualquier situación queescapa de su control o que desafía su limitada comprensión de la realidadperuana y eclesial, es suficientemente conocida como para recurrir a ella yargumentar en favor de mi profesor, amigo y colega Eduardo Arens. Además desus conocidas rabietas, rociadas de lenguaje grosero que ponen en situaciónembarazosa a la Iglesia peruana y a sus propios cofrades del Opus Dei, sontambién ampliamente reconocidas las ambiciones de poder que conducen aCipriani a actuar de modo arbitrario, arrogante y caprichoso, como lo pruebanmultitud de sacerdotes y religiosos que se han visto obligados a emigrar dela Arquidiócesis de Lima, porque los ha despojado de casas de retiro yparroquias. Está de más recordar que la ambición máxima del purpurado esasumir el control absoluto de la Universidad Católica, deseo que se haya vistofrustrado por la acción eficaz de nuestra primera casa de estudios. Pero todoesto no sería más que fruto de un dudoso exceso de celo, comprensible en unarzobispo de escasos recursos teológicos y torpeza pastoral si es que ademásCipriani no hubiera sido un permanente obstáculo de las investigaciones alrégimen dictatorial y corrupto de Fujimori, un decidido enemigo de laComisión de la Verdad y Reconciliación y un obcecado enemigo de la defensa delos derechos humanos.Destruye lo que no comprendes, parece ser el lema pastoral del cardenal JuanLuís. Sus berrinches acompañados de improperios, que son bastante conocidos ydivulgados sotto voce por los temerosos clérigos que lo rodean, se handirigido de modo sistemático contra cualquier teología que exija un mínimo deesfuerzo intelectual. Un razonamiento complejo que requiera comprender dosproposiciones antes de arribar a una conclusión parece que desafía la simplefe del pastor y pone en figurillas a sus asesores teológicos. Cipriani se haconvertido en la Iglesia peruana en un alma gemela del general Artola de losaños de la dictadura militar; prueba de esto es que en los corredores delpalacio arzobispal y la Facultad de Teología circulan varios chistes sobre elescaso cacumen del mitrado. Por otro lado esto no tuviera nada de objetablesi sólo se tratara de desinformación teológica o una simple deficiencia deformación, después de todo el razonamiento teológico es deseable pero no escausa eficiente para lograr la santidad ni para el ejercicio de pastor. Sinembargo, incapacidad teológica y ausencia de humildad, sí son una combinaciónfatal, deplorable en los llamados príncipes de la Iglesia. Ya que la situación actual de la exégesis católica exige comprensión de lacomplejidad de la Sagrada Escritura, espíritu orante para estar en sintoníacon la Palabra y una vasta información respecto de los documentos que emanande la Pontificia Comisión Bíblica, requisitos que no están al alcance demonseñor Cipriani, no es de extrañar que sus temores y ansiedades se hayandirigido desde hace más de una década al primer biblista del Perú, el padreEduardo Arens, sacerdote religioso marianista, doctor en teología bíblica enla Universidad de Friburgo y destacado miembro de diversas asociacionesinternacionales de biblistas. El recorrido intelectual y la integridad moraldel padre Eduardo son tan reconocidas en el mundo eclesial peruano y más alláde nuestras fronteras, entre los religiosos y laicos estudiosos de la Bibliacomo la dureza de mente y corazón del cardenal de Lima. Eduardo Arens hainfluido positivamente en la formación teológica de numerosas generaciones dereligiosos y sacerdotes que hoy día ejercemos la docencia y diversidad deministerios en la Iglesia peruana, que ha encendido los celos cardenaliciosal punto de despojar a Eduardo de la missio canónica, es decir del permisopara enseñar. Una comunicación de agosto del presente año al InstitutoTeológico Juan XXIII de Lima, donde Eduardo Arens es profesor principal deBiblia, ha sido el manotazo que Cipriani ha lanzado al religioso marianista,afirmando que no le concederá el permiso de enseñar de forma tajante ydefinitiva. Esta orden cuidadosamente protegida por las discretas autoridadesde esa institución, no podía mantenerse más tiempo en secreto porque elInstituto Teológico Juan XXIII es una institución dependiente de lossuperiores religiosos que envían a estudiar a sus jóvenes a tal centroteológico y por medio de estos provinciales conozco no sólo la inminenteprohibición de enseñar a Eduardo sino además a otros dos expertos profesores.
La campaña de Cipriani contra Eduardo no tiene sólo carácter doctrinal. ¡Quésaludable sería para el mundo teológico limeño un diálogo de un arzobispopreocupado por la ortodoxia y de un biblista que desgrana las riquezas de laPalabra de Dios, esto llenaría los balcones de la Plaza Mayor de Lima! Peroes imposible de esperar esta actitud dialogal en Cipriani cuya únicaherramienta pastoral es la amenaza y que jamás se atrevería ni siquiera aponer por escrito las razones teológicas por las que se opone con tanta sañaa un teólogo. En el fondo la enemistad del cardenal con Eduardo hunde susraíces en la ambición. Se debe a que, como sacerdote marianista, Arenspredica en la parroquia de Santa María Reina, cuya audiencia incluye a unpoderoso sector económico y político de la ciudad y a muchas otras personasque, aunque ya no viven entre San Isidro y Miraflores, acuden a la misa deEduardo desde otros barrios igualmente ricos, porque prefieren el estilodirecto, franco y agudo de Eduardo que dista mucho de los aburridos sermonesde corte moralista y reprochador, que cada vez son más frecuentes en Lima,incluidos los del señor cardenal. La predicación de Eduardo es sobre todohumana y recurre al Evangelio para iluminar la vida común de los fieles yanimarlos a practicar la fe más allá de los reclinatorios de la iglesia ¿Quépodría incomodar más a Juan Luís que el padre Arens tenga como auditorio a laclase social que más apetecen controlar el Opus Dei y otros grupos afines pormedio de su jerarca? ¿Enrojecerán las mejillas del cardenal, como su vistosotraje, cuando escucha los sermones que hace grabar por sus espías en SantaMaría Reina, al comprobar la integridad de Eduardo quien se dirige a lospoderosos de la ciudad después de ejercer una labor ministerial en lospueblos jóvenes de Lima? Algunos allegados me han comentado que el retiro dela missio canónica a Eduardo Arens fue un viejo anhelo del cardenal quien haafirmado que no le permitirá enseñar “mientras sea arzobispo de Lima”. Esobvio que Juan Luís no conoce lo que es la conversión, porque si actuarapastoralmente dejaría por lo menos la oportunidad de una futura corrección yreconciliación. Pero es obvio que aquí se trata de iras no santas.
He comentado con muchos amigos y amigas que tienen autoridad en la Iglesiaperuana de la triste situación que los jóvenes religiosos y seminaristas vana experimentar el próximo año si se le cierran las puertas de las aulas anuestro más ilustre biblista. Eduardo ama la enseñanza pero sobre tododetesta la mediocridad y nunca va a dejar de ser una presencia incómoda paratodos los que se contentan con verdades de conveniencia y prefieren no enojara los jerarcas de turno. Mis amigos y colegas han demostrado simpatía porEduardo y vergüenza por las herramientas a las que recurre la máximaautoridad de la arquidiócesis de Lima. Pero también ellos me han explicadoque si se oponen púanhelo del cardenal quien haafirmado que no le permitirá enseñar “mientras sea arzobispo de Lima”. Esobvio que Juan Luís no conoce lo que es la conversión, porque si actuarapastoralmente dejaría por lo menos la oportunidad de una futura corrección yreconciliación. Pero es obvio que aquí se trata de iras no santas.
He comentado con muchos amigos y amigas que tienen autoridad en la Iglesiaperuana de la triste situación que los jóvenes religiosos y seminaristas blicamente a las medidas autoritarias del cardenal, se exponen a sufrir las mismas consecuencias y poner en peligro su permanencia en el territorio de la arquidiócesis de Lima lo que pondría también en vilo las numerosas obras sociales, en particular la educación, salud y alimentación de los más pobres. ¡Qué lástima que el temor sea el únicosentimiento que provoca un pastor sobre su grey!Si Cipriani estuviese convencido que Eduardo está equivocado teológicamentese preocuparía por ayudarlo a corregir sus errores, pero esta jamás ha sidosu actitud, a pesar de que Eduardo solicitó por diversos canales laposibilidad del diálogo. Más bien ha planificado destruir a la persona y nocombatir con razones la incómoda predicación en el templo o en las aulas. Asíse ha hecho merecedor del reproche del profeta Ezequiel a los pastoresperversos: “No fortalecen a las ovejas débiles, no curan a las que estánenfermas, no vendan a las que están heridas, no traen a las descarriadas, nibuscan a las perdidas, sino que las dominan con dureza y crueldad” (Ez 34,4).Ya no vivo en Lima, si no pegaría con cinta adhesiva esta carta en la puertade la catedral. Para mí, como religioso peruano, una prohibición a otroreligioso sin mediaciones dialogales no es sólo un insulto a la inteligencia,también es un acto contrario a la dignidad de la vida religiosa. Convoco a la multitud de exalumnos de Eduardo, muchos de ellos en posición deimportancia en la Iglesia peruana, que expresemos de todos los modos posiblesnuestro rechazo a las actitudes intransigentes e infantiles de quien anhelacon tantas ganas llegar a ser el Presidente de la Conferencia EpiscopalPeruana, cargo que sus hermanos obispos han visto imprudente dejar en manosde tan irascible prelado. Cipriani suele esgrimir el argumento que si se lecritica a él, se critica a la Iglesia. No. Esta carta no es de crítica a laIglesia, es de crítica a un pastor con nombre propio y sólo está en esaposición por un fatal error.
Hugo Cáceres Guinet, CFC
Movimiento Teologías de la Liberación-ChileCorreo: opcion_porlospobres_chile@yahoo.com

1 comentario: